Sansovino Registrado: 02 Dic 2006
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Publicado: Dom Dic 23,
2007 1:10 am
Asunto: Relatos de Navidad: 1989, EXPLENDOR EN
LAS VALLAS |
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Para que la campaña por la
vuelta de las carreras de obstáculos no decaiga, os envío un
relato de hasta que punto llegaron a emocionarnos en las
temporadas de 1989 y 1990. “Espectáculo en las vallas”,
“Esplendor en la ciénaga” titulaban exultantes en la prensa de
la época Fernando Ortega y Abraham García tras uno de los
épicos enfrentamientos entre los dos grandes saltadores de
aquel año. De esos dos titulares he entresacado el título de
estos recuerdos más o menos fieles.
Pero antes
centremos un poco la época final de las carreras de obstáculos
en los hipódromos españoles. La última vez que se corrió con
saltos fue en la Gran Carrera de Vallas de Lasarte, el 12 de
Septiembre de 1993, y el último ganador Su Eminencia, de la
cuadra Los Curros, entrenado por Isidoro Gómez y montado por
el francés S. Haes. Cuando se corrió en San Sebastián esta
carrera, hacía ya más de un año desde la última prueba de
obstáculos en Madrid, el 5 de julio el de 1992. Fue el Gran
Premio Nobel, la tradicional "Gran Carrera de Vallas de
primavera" sobre 4000 metros, ganada por Magallanes, el
saltador que estaba dominando la temporada, montado por Reyes.
En Lasarte las carreras de vallas todavía continuaron en las
temporadas de invierno y verano de 1993, pero como Sarasola
había ordenado su prescripción en Madrid y en 1994 no hubo
temporada invernal de Lasarte, ya no hubo posibilidad para
continuar adelante.
Nuestras carreras de obstáculos no
eran gran cosa, comparadas con la importancia que tienen en
otros países, y solo se corrían unas cuarenta cada año, pero
todavía perdura en los viejos aficionados el recuerdo de
Franjezco, Chacolí, Glycerius, y otros campeones como los dos
caballos protagonistas del relato que sigue. Además las dos
últimas década de carreras de obstáculos coincidieron con un
conjunto de grandes jinetes de la especialidad: el Duque, que
falleció en 1994 con la tristeza de ver las obstáculos
desaparecidos de nuestras carreras, Chavarrías, Cachi Balcones
que ondea ahora la bandera blanca de las salidas en La
Zarzuela, Reyes, Miguel Alonso, luego preparador de Royal
Gait, Campos y varios otros.
En 1987 apareció en las
pistas españolas Great Moss un alazán importado por la cuadra
Puerto Rico, propietario que había irrumpido con fuerza en
nuestras carreras a mediados de los ochenta. Hijo de Tip Moss
y Kervila, por Misti, atesoraba fondo en todos sus ancestros.
Había corrido a 2 años en Francia, ganando en su debut en el
desaparecido hipódromo de Evry y después corrió sin éxito un
Grupo 3. Se tenían grandes esperanzas en él, porque después de
un debut poco lucido sobre 2200 metros en abril de 1987
disputó directamente el Derby español donde sólo pudo ser
octavo lejos. Tampoco confirmó las expectativas en Lasarte
siendo sexto en el Diputación Foral. Después fue segundo en
una carrera de 1600 metros para aprendices (montado por un tal
José Luis Martínez) y acabó el verano con otra colocación en
una carrera menor.
En otoño sus responsables
decidieron que probara suerte en la vallas y en su debut en la
especialidad el 22 de noviembre en La Zarzuela fue un
excelente segundo de su compañero de cuadra, Prince Danilo,
que tenía un alto valor en liso: en primavera había batido al
crack Casualidad en el Corpa. Según las crónicas Great Moss
habría ganado la carrera de no haber respetado a los primeros
colores. El último día de carreras de 1987 obtuvo su primera
victoria en vallas, en un paseo sobre la pista de arena de
Lasarte que entonces tenía temporada de invierno. Su jinete
fue el amateur Carlos Laffon, actualmente uno de los
entrenadores de la élite en Francia. No sería la última vez
que montó a Great Moss.
Batton Passer inició su
carrera en España apenas dos meses después que Great Moss,
pero ya con cinco años a cuestas. Era un castaño de gran
tamaño por Buckfinder y A Ronnes, nacido en criado en Estados
Unidos y había costado 100.000 dólares de yearling, una cifra
muy respetable para la época. Su propietario era la Cuadra
Roady, un misterioso propietario, probablemente español, y del
que no he podido obtener muchos datos salvo que corría a sus
caballos en Inglaterra y que compitió fugazmente en nuestro
país, principalmente con Batton Passer. Por cierto, que el
destino de Roady se cruzó casualmente con el de Royal Gait,
porque un caballo con sus colores grises y amarillos, El
Conquistador, fue el que derribó a su jinete, Tony Clark,
cuando Royal Gait le adelantaba en la Copa de Oro de Ascot de
1988. El incidente le costó al legendario la descalificación
tras ganar la carrera cumbre del meeting real en tiempo
récord.
Batton Passer corrió ocho carreras en Gran
Bretaña a dos y tres años con dos victorias y cinco
colocaciones, unas campañas bastante decentes, pero los
archivos no nos dicen que fue de él en 1986. En 1987 estuvo en
el prado descansando de algún problema hasta el 31 de julio,
día en que, ensillado por Luis Maroto, debutó en España en el
Premio Jose María Cavanillas de Lasarte sin colocarse. Su
siguiente carrera fue el Costa Vasca, una carrera de buen
nivel, en la que su propietario pensaba que el caballo tenía
chance, ya que trajo para montarle al ya mencionado Tony
Clark, pero Batton Passer sólo fue sexto entre los diez
participantes. Tampoco se colocó en su primera carrera en
Madrid, un hándicap donde portaba el peso máximo, pero quince
días después batió fácilmente a un pequeño lote en 2200
metros.
Great Moss empezó el año 1988 de nuevo en liso
con dos fáciles victorias en Lasarte lo que le convirtió en
favorito para el Ajuria Enea, la prueba cumbre de la temporada
de invierno donostiarra, pero tuvo un problema que obligó a
pararle durante el recorrido. Batido fácilmente en el Gran
Premio Expo 92 de Pineda, Great Moss volvió a las vallas y
ganó dos carreras en Madrid, pero fue último en la Gran
Carrera de vallas de primavera. En otoño alternó liso con
vallas sin pasar de las colocaciones. Mientras tanto Batton
Passer continuó corriendo en liso todo el año sin más éxito
que alguna que otra colocación.
En resumen, que hasta
1989 los dos protagonistas de esta historia no habían hecho
nada muy especial,pero ese año entraron en el recuerdo de
todos los aficionados. Todo empezó el 23 de abril. Tras ser
vendido por Roady y pasar a la preparación de Gerardo
Villarta, Batton Passer afrontó con siete años su primera
carrera sobre las vallas, A pesar de correr contra saltadores
experimentados abordó la última valla con una ventaja de diez
cuerpos sobre sus perseguidores pero al saltar tropezó y
derribó a su jinete, José Miguel Reyes que sería su constante
compañero a partir de entonces.
Esa prometedora
actuación sin culminar no había sido casualidad. Batton Passer
ganó consecutivamente sus nueve siguientes carreras sobre los
obstáculos, lo que ningún otro caballo ha conseguido jamás en
España y me pregunto si alguno lo logró en liso. Hasta agosto
de 1990 nadie pudo frenarle salvo en dos carreras lisas que
intercaló entre su triunfal campaña en los saltos. Ganó en
Madrid y en San Sebastián, en vallas y en los steeples que se
corrían en los circuitos con forma de ocho de Madrid y
Lasarte, en hierba y en arena, en terreno firme y en pesado,
en carreras de condición y en hándicaps cediendo montañas de
kilos a sus rivales.
En esos 16 meses solo un caballo
logró al menos desafiarle: Great Moss. Su primer
enfrentamiento se produjo sobre la arena de Lasarte el 2 de
julio de 1989, en el segundo intento de Batton Passer sobre
las vallas. Ambos portaban 65 kilos y la experiencia de Great
Moss le hizo claro favorito, pero su lucha durante todo el
recorrido se resolvió a favor de Batton Passer por tres
cuartos de cuerpo. Después Great Moss ganó una carrera de liso
y otra de vallas mientras Batton Passer se merendaba dos
steeples. El día 3 de septiembre volvieron a encontrarse pero
esta vez en liso y nada menos que en el Gran Premio de San
Sebastián. Great Moss fue tercero de Miami Sun y Batton Passer
cuarto a cuerpo y medio. Para descansar de la carrera Batton
ganó el domingo siguiente el Gran Steeple de verano cediendo
14 kilos a El Pío.
De vuelta a Madrid para la
temporada de otoño nuestros protagonistas añadieron otra
muesca cada uno en su historial y Batton Passe lo hizo con 74
kilos en un hándicap de vallas cediendo 13 kilos a Astur
Minstrel un novicio muy prometedor. Después ambos fueron
inscritos en el gran premio para los fondistas de liso, el
Gladiateur, que entonces se corría sobre 3600 metros. Aunque
corrían algunos buenos caballos de liso nadie dudada ya que
sobre esa distancia los dos amos de las vallas eran muy
superiores. Y así fue, Great Moss montado por Florentino
González y Batton Passer por Ceferino Carrasco, forzaron desde
el principio un tren infernal para los demás caballos sobre el
terreno pesado de aquel día. Al final el mismo Batton Passer
se desfondó y fue cuarto en la meta, pero Great Moss batió con
las manos bajas a Triunfo, segundo en el Villamejor de 1987.
El 6 de diciembre se corría el Gran Premio de vallas
de otoño y tras el resultado del Gladiateur muchos pensaban
que Great Moss volvería a batir a Batton Passer de quien
recibiría además 2 kilos en un terreno enfangado. Creo que
vale la pena que transcriba algunas crónicas de aquel día: “En
el primer kilómetro, y para no embarrarse, Galignani voló
sobre el fango. A esa altura Great Moss surgió sobre el gran
barrizal e hizo el primer relevo… Desde ese instante la
carrera se convirtió en un vertiginoso y apasionante “match”
entre Great Moss y Batton Passer… inmersos en un ritmo
despiadado ambos se olvidaron de sus rivales, incluso de si
mismos. Los atónitos espectadores pensamos - se tienen que
parar – pero continuaron corriendo. Y lucharon hasta exprimir
la última gota de sus fuerzas, hasta la extenuación, hasta la
meta” (Abraham García) “El terreno estaba muy mal, llevábamos
un peso muy severo y el tren de la carrera era suicida, pero
no podíamos concederle a Great Moss ni un cuerpo durante el
recorrido. Cuando en la curva he atacado y he visto que no
pasaba al de Puerto Rico, pensé que estábamos batidos, pero al
entrar en la recta y cogerle medio cuerpo, supe que ganaría:
el mío tiene un corazón terrible” (José Miguel Reyes). Cien
metros antes de la meta Great Moss cedió agotado y Astur
Minstrel que no había parado de progresar durante el año le
arrebató el segundo puesto poco antes del poste.
En
1990 Batton Passer prosiguió su imparable racha ganando de
lejos tres carreras en Madrid entre ellas la Gran Carrera de
Vallas de primavera. Pero finalmente, el 15 de agostó afrontó
en Lasarte una prueba insuperable: un tercer enfrentamiento
sobre las vallas con Great Moss cediéndole 7 kilos más los 3
que descargaba el aprendiz Robles. Y esta vez Batton Passer
fue batido por su viejo rival aunque por poco más de dos
cuerpos. Un mes después se tomó cumplida venganza con su
décima victoria en obstáculos en una carrera donde Great Moss
que recibía 4 kilos solo pudo ser quinto, muy lejos del
ganador.
En realidad ambos habían sufrido la dureza de
sus campañas. Después del verano Great Moss desapareció de las
pistas. Batton Passer siguió corriendo en las vallas, pero ya
no volvió a ser el mismo y fue batido varias veces por
caballos que el año anterior le habrían perdido de vista. Sin
embargo, si no me equivoco, coronó con una victoria la última
carrera de su vida el 6 de octubre de 1991, montado por Reyes
como casi siempre, ya poco antes ya de que las vallas fueran
desterradas de nuestras pistas.
Grat Moss y sobre todo
Batton Passer nos regalaron una época extraordinaria de las
carreras de obstáculos y sus enfrentamientos, sobre todo en
aquel lejano otoño de 1989, fueron inolvidables. Los que
fuimos testigos todavía esperamos poder ver algo parecido
antes de criar malvas. Que vuelvan pronto las hermosas y
competitivas carreras de obstáculos.
Feliz Navidad a
todos !! _________________
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