LORGOT Registrado: 30 Nov 2006 |
Publicado: Dom Dic 16,
2007 11:56 pm
Asunto: Las vallas |
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Siempre hubo carreras de
vallas desde que yo recuerde en el Hipódromo. Y siempre las he
relacionado con la épica que debe acompañar a nuestras
carreras; es cierto, mayor esfuerzo, mayor preparación, mayor
resistencia en los caballos.
Pero es que esto es muy
bonito: nuestros mejores recuerdos de carreras son, aparte
exhibiciones sorprendentes de los mejores (Vert Amande,
Partipral, Young Tiger) y escotes descomunales en las mejores
tardes de primavera-verano, las cerradas llegadas
protagonizadas por dos o más caballos luchando metro a metro
por alcanzar la gloria de la victoria (Lorgot/Avalancha en el
Covarrubias, por ejemplo), desplegando toda su energía para
conseguir el deseado triunfo... Una auténtica belleza.
En las carreras de vallas (en la especialidad steeple
chase), recuerdo como si fuera ayer, una de las carreras que
tuvimos la fortuna de disfrutar unos pocos descerebrados que
acudíamos a las carreras de los sábados lluviosos de los años
80. Era una carrera que disputaban sólamente dos caballos:
Aristóteles del Duque de Alburquerque (montado por el antiguo
Marqués de Cuéllar con 70 ó 72 kilazos... alguno se rasgaría
ahora las vestiduras) y un caballo tordo vestido de verde (el
jockey naturalmente), llamado Panstate y montado por Cachi
Balcones, con 60 kilos creo recordar. Solamente había cinco o
seis caballos que corrían esta especialidad, generalmente más
larga (4.000 metros) y algo más intensa que las carreras
normales de vallas (ya que había que cambiar el sentido de la
marcha y atravesar el antiguo recinto de general por el medio,
saltando incluso una ría) y los rivales se enfrentaban
frecuentemente, manteniendo una insultante superioridad el
pupilo del Duque, sobre un Panstate que siempre resultaba
doblegado.
La carrera entre los dos caballos
resultaría (no lo recuerdo) lenta, marcando el caballo del
Duque (muy superior), al tordo Panstate. En la última diagonal
(que venía desde la curva del Pardo hacia la llegada
atravesando como digo, la pradera de General), Aristóteles
estuvo a punto de caer y Balcones (me contaba mi abuelo), en
lugar de atacar a fondo y manteniendo un total respeto por su
compañero (más que rival) de carrera, retardó el ataque hasta
que el Marqués pudo volver a equilibrar su montura. Llegaron
igualados al tramo derecho y se dilucidó la carrera en los
últimos 200 metros electrizantes: lucharon como jabatos,
cabeza con cabeza, para quedar finalmente recogido su esfuerzo
en foto finish...
Resultado: empate. Increíble, pero
nadie en el hipódromo (todo el mundo había olvidado sus
apuestas), quería que ninguno de los dos jabatos hubiera
perdido. Todos los que asistimos a aquella carrera creo que la
mantenemos guardada como uno de los momentos más impactantes
de nuestra historia hípica particular: fue un momento que nos
conectó con los dos fenómenos que fueron aplaudidos durante su
estancia en el platillo de ganadores que antes recibía a los
campeones y que no estaría de más recuperar.
Quizás
haya que ir despacio, quizás haya que mantener un tiempo para
preparar caballos, para formar a jockeys, para diseñar
recorridos, obstáculos, etc... Pero, por favor, que no nos
priven de algo tan bonito _________________
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