Leonard Quercus Registrado: 13 Dic 2006 |
Publicado: Lun Oct 29,
2007 10:30 am
Asunto: EL VIAJE HACIA ATRÁS DESDE LA CUESTA DE
LAS PERDICES |
|
|
Ayer por la noche he visto
en el ordenador carreras de caballos. Comenté hace poco en
este vergel de pensamientos que no ha mucho me he lanzado a la
conquista furiosa de las nuevas tecnologías. Y aunque soy de
los que siguen anteponiendo el bolígrafo pobre al teclado más
futurista, el correo con sobre y sello al correo cibernético,
los mensajes impresos en papelitos románticos a los sms
encorsetados, y las llamadas al uso en las cabinas de Mercero
a los extrovertidos telefonazos con portátiles espaciales,
confieso que Internet me ha abierto los ojos a una dimensión
alucinante y brutal. He conseguido a través de la red
escuchar música de Tilman Susato, cuyo legado no encontraba ni
aún en las más recónditas tiendas a las que acudimos la gente
rara. He conseguido atrapar en un instante a Orlando Gibbons y
a John Dowland y no decaigo en el empeño de localizar por fin
los Madrigales de Giovanni Gastoldi, del conspicuo Monteverdi.
Ayer por la noche, como os decía, y siguiendo los
designios de una de vuestras señorías en uno de sus artículos,
llegué a la página de Carreras en La Zarzuela, donde gracias a
la magnificencia de Príncipe Duero pude acceder a los vídeos
de esa época que yo conservo en moldes de oro dentro de los
minifundios de la memoria. Y vi a El Señor batiendo a
Coloso en el Memorial de 1978, en el que también participaba
el negrillo Revirado, que corrió hasta los nueve años y al que
sí recuerdo mejor. Y a Revirado lo conducía Fernando Martín,
que aparentaba ser muy serio y a mí me caía bien. Y vi a
Arameo y a El Alcázar en una recta final retransmitida por
Daniel Vindel. Y a Gartún, y a Lymington; y a Lord Owen con
Cefe. Y vi una carrera de vallas que era el Premio First,
a quien también había visto yo correr y era inmenso y robusto.
Y vi a Toba, a Rodiles, a Habit batido, a Bariloche, a
Cancún, a Tobero, a Blue Sky por los palos, a Eder, a Resille,
a Partipral, a Fado, a Sherman, a Mayorazgo. Y no pude
dejar de pensar con esa mezcla de melancolía y orgullo que me
toma por asalto cuando contemplo imágenes del pasado en La
Zarzuela que esas tardes o mañanas de aquella época que guardo
en moldes de oro dentro de los minifundios de la memoria yo
estuve allí. Y lo sé porque desde el verano en que me llevaban
al Hipódromo en el moisés para vibrar –desde donde ustedes
quieran sentarse, señores- con las carreras radiadas desde
Lasarte y hasta el stop forzoso de 1996, el que os escribe
esta carta no faltó a las Carreras más que en dos ocasiones (y
ninguna de ellas fue el domingo de mi Primera Comunión, cuando
apremiamos a los invitados al convite a terminarse los postres
en los coches de camino hacia la Cuesta de las Perdices para
llegar a tiempo para la tercera). Ver esos grandes premios
en el ordenador fue emocionante y nostálgico. Y también ver
las cabezas de todos en las tomas que se recogían desde la
Tribuna de Preferencia. Y ver la pradera curtida y coloreada
por los matices de las camisas que hoy sólo llevan los
Alcántara en su serie. Y a nuestras madres dispersas en los
bancos. Y a otros que no volverán a sentarse hasta más nunca.
Y el caso fue que al ir a bajar los párpados al cabo para
dormir me dio por pensar que como hoy las ciencias adelantan
que es una barbaridad quizá un día a la vuelta de 30 años
pueda ver como un viajero del tiempo esas carreras y vuestras
camisas de los Alcántara desde la misma curtida pradera de
Preferencia en cuyos bancos se dispersaban nuestras madres.
¿Fantasía? Quién sabe... ¿Leonard un loco? Un poco sí,
claro. Pero al que pensase el día que El Señor batió a
Coloso en el Memorial Duque de Toledo que a la vuelta de 30
años podría enviar a un amigo un mensaje encorsetado en 250
caracteres con un aparato de quince centímetros de largo por
dos y medio de ancho que además te iba a permitir hablar con
otro amigo en misión antropológica en la Tierra de Wilkes,
hacer fotos a las suricatas en el Zoo, y avisarte con el
Brindis de La Traviata de que el equipo de tus amores ha
marcado un gol al segundo de la tabla, le doy licencia para
que me arroje la primera
piedra. _________________
| |