A Galopar & Turfinternet

Leonard Quercus · Registrado: 13 Dic 2006

No hubo momento de mi juventud incipiente, hoy exprimo los estertores de mi juventud límite, en que no tuviese presente el objetivo feliz de conseguir un equino que defendiese mis colores.
Viendo en el verde el trote de rocines como Zigor, Belver Yin, Eder, Resille, Soudzou, Finissimo, Good Wine, Júpiter, El Cri Cri, Eco, First, Rodiles, Temblor, Fines, Lord Owen o Tobero, el deseo de obtener uno como ellos fue creciendo en mi fuero interno como crecen los olivos silvestres en el huerto de mi tío Vicente.
No tuve un momento de sosiego. ¿Cómo conseguir un potrillo de esos lindísimos que con el correr del tiempo vencen y convencen como venció y convenció, pongo por ejemplo, el de Beleforonte el Corintio?
Fue horrible. El recuerdo de esos équidos me sorprendió en el colegio de sólito entre los libros y sermones de don Jose Luis, nuestro profesor en E.G.B., y no hubo quien me prohibiese revolver jocoso con mis condiscípulos próximos el nombre Finisterre con el conocido de Nouvelle Terre, ni el benceno con el Enzino, ni el Leopoldo del Congreso que protegen los leones con el Leopoldo del Hipódromo.
Y no sólo eso; ese recelo recurrente me siguió en el Polideportivo dónde ejercité mi escueto cuerpo en todos los crepúsculos de mi niñez: ¿cómo podré tener un Zigor o un Rodiles propio?
Y rodó y rodó el esférico y estuve concibiendo mil métodos en orden de conseguir uno de esos potrillos que os dije.
Luego se me presentó otro conflicto: ¿qué colores debe defender mi potro?
Evidentemente en el uniforme es preceptivo el color verde, que es mi predilecto; y posiblemente un gris, o un negro, o un rojo, de los que gusto del mismo modo.
Pero los jockeys que se suben sobre los que vienen de Lore Toki se visten de rojo y verde, y muchos de los de Jesús Méndez de verde y de negro...¡¡ Qué lío !!
En fin, que sólo vi bretes donde puse mis ojos y el despecho inundó mi espíritu.
Hoy, en que son infinitos los meses que se fueron desde entonces, sigo persistiendo en mi empeño y no pierdo mi fe, en el intento de reunir un feudo defendible por equinos de ley y unos colores con los que todos congenien, que no debe ser motivo de regocijo el ser poseedor o dueño de un feudo ecuestre si no se tienen seguidores por doquier, intuyo (¿no, The Grey?).
Y sigo decidido por los colores que os escribí, que son mis predilectos, eligiendo bien por impedir que ninguno se equivoque con los efectivos del excelso y difunto Jesús Méndez o con los que vienen desde Lore Toki.
Lo único que no tengo previsto con el sol de hoy es el timón de ese mi feudo, un comprometido fiel y probo con los colores.
Y he discurrido, empero, en ello; y he decidido (insisto en que no lo tengo previsto del todo) que posiblemente delegue el poder (ese timón) en Roberto López, que me estremecen su mimo e interés evidentes y me conmovió mucho lo trémulo que lo vi después de perder uno de sus corceles cuyo nombre no repetiré.
El jockey sí, que debe ser el líder Jose Luis o F. Jiménez, perfecto en su ejecución.
En fin, oh compinches de este mi prendido hobbie, que sólo estoy pendiente de ser distinguido con los dividendos suculentos de un trío quimérico e ilusorio y recibir entonces en un trueque festivo y riente un potrillo prometedor.
Y en este punto os propongo el juego: mi embeleso profundo y mi seguimiento definitivo lo otorgo y me rindo si uno de vosotros me escribe qué es lo que no existe en este texto. Lo que en este documento no se puede ver. Y mil loores por el que primero lo logre, que yo lo conoceré como el ilustrísimo del foro.
Y, como dijo en el Un, Dos, Tres Gómez Kemp: es un buen juego.

(Me he vuelto loco por completo)
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Carlos Antúnez · Registrado: 29 Nov 2006