LORGOT
Registrado: 30 Nov 2006 |
Publicado: Mar Abr 03,
2007 3:38 pm
Asunto: Chizten Itza |
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Lo tengo como clavado en la
retina: El pequeño Chizten Itza, un tordillo de escasa alzada,
hijo de Blue Skyer, galopando hacia los cajones de salida al
lado de un brasileño (Cimmerman), de aquella primera remesa de
brasileños que acompañaron a TirombaÇo entre otros.
Cimmermann, de un castaño rayando en el negro, con una
altura considerable, potente físico, con un pecho amplio y
bien proporcionado, con las crines largas... Y Chitzen Itza,
con su cuerpo menudo, sus finos cabos y un tío más grande que
él en su grupa, paseando ambos desde el paddock a los cajones.
El negrillo era el doble del tordo en todo: era dos
caballos medianos en uno; y el tordo era una miniatura, lo
menos que dan de caballo, la mitad de cualquier equino que se
precie. Salía a pasear al paddock sin complejos, pensando en
lo suyo, embutido en la ingenuidad y sin pensar en el qué
diran de los aficionados que nos acercábamos a ver la
presentación de los caballos... Bendita ingenuidad.
Creo que Chitzen Itza no ganó carrera alguna; y no
sería por no intentarlo, ya que salía a correr día sí y día
también, probando en punta, a cola del pelotón, en las
cercanías de la cabeza, escapado de inicio o retrasado desde
la salida. No había manera ni de que se acercara a los
ganadores, ni en corta, ni en larga distancia, ni en sprint,
ni en carreras de aliento.
Pero era de esos caballitos
por los que te nace un especial cariño, por su debilidad, por
su aspecto, por su aparente indefensión. Parece extraño, ya
que objetivamente no existía causa en él que invitara al
cariño.
Haciendo un ejercicio de intromisión en la
mente equina, me lo imagino al acabar la carrera de turno
diciendo, "hala, prueba superada; ahora a la cama a descansar,
esta noche mi cenita con alfalfa y zanahorias y a sobarla;
mañana estirando musculillos y después a pensar en el domingo,
donde puedo tener mi oportunidad". Y así hasta el domingo, en
cuya mañana amanece inquieto e ilusionado.
"¿quién me
montará hoy?. Ojalá me pongan con el rubito ése que gana
siempre o con ese morenito bajito que sabe tanto de
caballos... Vaya por Dios, parece ser que no, que viene otro
jovencillo imberbe que apenas alza la mitad que yo... Vamos a
ver si le puedo ayudar porque no me parece muy puesto..."
Y una vez despierto, su duchita con agua fresca, y
peinarle bien peinado, y colocarle su montura y su número
("siempre me tocan los números más altos: ayer salí con el 20
y hoy me toca el 18"), y sacarle al redondel más contento que
unas pascuas: "hoy seguro que doy el pelotazo; me encuentro
enorme; voy a ser la sensación en el paddock".
Y ese
Chitzen llegando altivo al paddock paseándose orgulloso,
mirando de refilón a los aficionados y al resto de compañeros
("vaya pelón está hoy Rekord", "sin embargo, Nirvana cada día
está más guapa"): hoy me los meriendo.
Y al montarse
su aprendiz, ya le empiezan a entrar las dudas: "joba lo que
pesa el tío, y encima le ponen unas placas de plomo para
fastidiarme más. Es igual: estoy que me salgo, me los meriendo
crudos". Según sale del paddock hacia los cajones, le entran
los sudores y las dudas... "que al final va ser que no voy a
poder. Claro, con este tío encima, lo que pesa, macho. Y este
polen que me hace estornudar: la maldita primavera, coño. Si
es que está de Dios que siempre me pase algo...".
En
los cajones, el pequeño está sudando tinta china; los nervios
le corroen y se le hace un nudo en el estómago... Hala, otron
estornudo. Los compañeros, concentrados, no se dan cuenta de
lo que está sufriendo el tío. Se mete en su cajoncillo y a
esperar que otros caballos más temperamentales y veleidosos se
incorporen a la línea de salida.
Bandera blanca al
suelo y salida. "Hala lo que corre el alazán aquel; parece que
va a apagar un fuego. ¿no podría ir más reposado?. Y yo con el
despiste ya me he quedado descolgado... ¿y ahora que hago? ¿y
por qué me arrea el jovencito éste?. Me voy a reservar para el
próximo domingo, porque con este despiste ya se me han ido
diez cuerpos e ir pá ná... Deja de pegarme, hombre, ¿no te das
cuenta que ya no llegamos?".
Ha vuelto a quedar
finalista (de los del final, vamos), pero regresa a balanzas
tan contento. Nadie le mira, el jockey se baja y le da dos
palmadas como diciendo, "si bastante has hecho para lo que
vales, campeón". pero él no se da cuenta y cuando le quitan la
silla, ya está pensando, "hala, a la cuadra a por la cena;
mañana como zanahorias en condiciones y el próximo domingo, le
paso al Cimmermann como un loco. El domingo que viene sí que
sí. Se van a enterar. De ésta no pasa".
En
reconocimiento a los propietarios de caballos que nunca en la
vida pelearán por una carrera; por su perseverancia con estos
caballitos que no se ganan el sustento en la pista, pero que
rellenan parte de nuestros
corazoncillos _________________
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