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Ayer en Dos Hermanas (por Ribeira)
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Foro A Galopar & Turfinternet, 23/01/2006
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Podría decir muchas cosas acerca de las carreras de ayer. Podría contar
cómo ganó Cheat But Loyal, cómo lo hizo Buster quitándole el primer
puesto a Cumbrae, cómo Vengerov rompió mis esquemas o cómo acerté el
trío de la quinta carrera y lo bien que lo hizo Fayos. Todo esto y muchas
otras cosas más si no sintiera que para mí eso se relegó a un segundo
plano con la carrera de Don Tenorio y con el ambiente que se vivía antes,
durante y después de la tercera carrera. Así que con vuestro permiso, os
voy a contar como lo viví, desde dentro de una cuadra a la que pertenezco
y desde los sentimientos que tiene consigo un memorial que se hace para
recordar, para que esté mucho más presente en nuestros corazones, a la
persona más aficionada, a la persona más infatigable, un ejemplo de
entereza, un ejemplo de cómo seguir empujando a la vida, que yo he
conocido jamás. Gracias Javier por ese ejemplo. Gracias por esa afición.
Gracias desde el corazón de una hermana.
Para preparar a los socios, para animarlos para la carrera, empezaron por
hacer 200 pañuelos con los colores de la cuadra Jepe, para que cada uno
de nosotros lo repartiera entre sus más allegados y sus amigos. Ésos
pañuelos que Nani empezó a repartir como si fueran caramelos de la
cabalgata y que yo repartía de la misma manera.
Amaneció un día precioso, primaveral, uno de ésos días de invierno en
Sevilla que parece que no es invierno y que, a pesar que el sol al
principio de la mañana se asomaba tímidamente, a la hora del Memorial
brillaba como hacía tiempo que no brillaba un domingo de carreras. Eso
era un buen presagio. Eso y los 200 pañuelos, la mayoría de los cuales
estaban expectantes en el paddock. Era un momento para mí de nervios, de
ilusión. Llevaba toda la mañana esperándolo y viviéndolo. Cuando vi al
caballo, me preocupé algo. Estaba precioso, pero algo nervioso y sudando.
Como todos sus propietarios. Palabras de ánimo para el preparador, para
el jinete, y entre nosotros, que no hacíamos más que pedirle al cielo
una ayuda. Del paddock, subimos todos a la zona VIP como una piña. Allí
andaba Pedro, que se ha desvivido por la cuadra, Agustín Barbón, Aulet,
Teresa Liaño… y podría seguir nombrando a todos los que estuvieron,
pero no acabaría nunca entonces esta crónica. Familia, amigos…
Faltaban Ly, que decidió ver la carrera desde abajo y Carlos que
trabajaba en taquilla de apuestas pero en ningún momento dejamos de
preguntar por ellos.
Sale la carrera y vemos a D. Tenorio en el pelotón. La respiración de
unos cortada, la de otros nerviosa. Los prismáticos miraban en una sola
dirección, mirando hacia una chaquetilla azul con la cruz de S. Andrés
naranja. Venga Tenorio tímidamente decíamos unos. Venga Javi, ayúdalo a
ganar decíamos después. La carrera llega a la curva. Yo había olvidado
mis prismáticos, pero pregunto a un amigo que tengo al lado “¿Cómo
va? –“entra quinto en la curva, sale de la curva cuarto”. Yo no
aguanto más. Empiezo a pegar saltos y a gritar ¡VAMOS TENORIO! ¡VENGA
QUE PUEDES! ¡VAMOS!
Y Tenorio ya por los palos que va tercero. Y en el palco sólo se oía
¡VAMOS TENORIO, VAMOS! Como si todos nosotros fuéramos empujando un
poco, como si desde el cielo lo empujaran más, como si el caballo tuviera
conciencia que había que ganar. Y todo eso que lo tenía claro J.L.
Borrego, el caballo llegó a meta dejando a medio cuerpo detrás de él al
favorito de la carrera. Y en ese momento, el palco que estalla en júbilo
y en lágrimas. Abrazos y besos húmedos y todos preguntando por Ly. Y
todos dando las gracias. Y bajamos al paddock. Más besos y más abrazos.
Ly que aparece, y se abraza a Nani primero, a nosotros después. Esta
victoria nos ha llegado desde el cielo. El sol brillando como no me lo
parecía a mí en otro momento, y todos los propietarios de la cuadra
entramos a la entrega del trofeo.
Emotivas las palabras de Agustín Aulet, no se podría haber dicho ésas
cosas de otra manera. Más lágrimas y más apretones en los brazos de
apoyo, de estamos todos juntos. Y otra vez, cómo un año antes, vuelven
Ly y Pedro a recoger el trofeo. Y otra vez lo alzan al cielo como en un
brindis. Y es que no había otra manera de celebrarlo. Más fotos, más
abrazos y más palabras. Todo sale del corazón. Más vale una imagen
muchas veces, y lo que ayer se pudo ver en el hipódromo de Dos Hermanas
vale muchísimo. Emoción, sentimiento. Y ahora, en este momento, mientras
escribo todo esto, no puedo evitar q las lágrimas vuelvan a mí cuando
recuerdo el día de ayer.
No puedo contar mucho más, salvo que ya después de recibir la copa, nos
fuimos todos los propietarios y no propietarios a llenarla de manzanilla.
Y a partir de ese momento mis nervios se fueron, dejando paso al júbilo,
a la emoción y al recuerdo.
De nuevo, gracias, Javier. Y a todos los que estuvisteis con nosotros
animando y participando de nuestra alegría; y a los que no estuvieron en
presencia pero sí de corazón. Gracias.
Saludos al foro.
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