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Crónica de un viaje a La Zarzuela. (por Ribeira)
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Foro A Galopar & Turfinternet, 24/10/2005
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Sevilla Turf organizó el viaje de un fin de semana a Madrid para asistir
a la inauguración del Hipódromo de La Zarzuela. A esa expedición nos
apuntamos un grupo de aficionados ilusionados que no queríamos perdernos
ese momento importante e ilusionante para el mundo del turf. Yo tampoco
quería perdérmelo, porque a la ilusión de la reapertura de La Zarzuela
debía añadirle las ganas de conocer el Hipódromo y ver por primera vez
los caballos corriendo por su pista. Anhelaba dar un paseo por el
hipódromo que tanta pena, frustración y desilusión creó el día que se
cerró.
Con esta pequeña explicación, cualquiera puede imaginarse las ganas que
tenía que llegara el fin de semana y que cuando llegó se pasó muy
rápido. Tanto como un flash.
Sevilla Turf nos citó a las 9:15 de la mañana en la estación de Sta.
Justa, para organizarnos un poco a las 36 personas que formábamos la
expedición. La mayor parte llegamos con cara de sueño, pero con alegría
y ganas de llegar a Madrid y disfrutar de cada instante. Por lo pronto
prometía un viaje en ave entretenido, porque ya rondaba por nuestra
cabeza organizar una poule entre nosotros en el vagón 8 de juegos que era
entero nuestro.
Después de la odisea de sentarnos, despertarnos aquellos que teniamos
cara de sueño tomando un café (hubo quien se la quitó con cerveza) y
cuando ya habíamos pasado Córdoba, empezamos la poule. Por el vagón
pasaban los platos de jamón, las copas de vino dulce y amontillado y los
boletos para el sorteo. Tuvimos suerte mi amiga y yo. “Las niñas” nos
llevamos dos caballos en la 5ª carrera y otros dos en la 6ª, y eso que
sólo llevábamos 10 números. Así que ya era un motivo más de atención
a lo que pudiera pasar en estas dos carreras. Terminó justo la subasta de
la poule cuando llegamos a Atocha, donde nos recogió un autobús que nos
llevó al hotel.
Bueno cada uno hizo con su tarde lo que quiso. Unos a la poule en el
hipódromo, otros al mesón Valdepeñas y yo a pasear bajo la lluvia por
Madrid recorriendo la calle Goya.
Después de la cena todo el mundo resolvió descansar porque la verdad es
que la hora a la que nos habían citado para ir al hipódromo era algo
temprana. Las 9 de la mañana, aunque he de reconocer que llegué tarde,
pero a las 9:15 estábamos saliendo para la Zarzuela con ganas de no
perdernos detalle de nada y disfrutar del día a tope. Llegamos casi para
abrir el hipódromo, cuando el personal de mantenimiento estaba dando los
últimos repasos. Pero genial, porque nos dio tiempo a pasear
tranquilamente para admirar el hipódromo. Los nostálgicos quizás para
darle un repaso a los recuerdos y contarnos a los novatos y a los niños
como habían conocido aquél gran hipódromo. Los novatos y los niños
para impregnarnos de esos recuerdos, de esas vivencias y adaptarlas para
que empezaran nuestros propios recuerdos y nuestras sensaciones. ¿Cuáles
fueron? Las mías ilusión, admiración, emoción y felicidad. No creo que
sea capaz de describir todo lo que puede sentir ayer por la mañana cuando
paseé por el paddock, la zona de peso, cuando vi las gradas antiguas y la
preciosa e impresionante pista de hierba. Indescriptible. Ya sólo faltaba
ver las carreras y que la niebla se disipara y dejara un sol como el que
dejó. ¿Podía el día terminar tan bien como empezó? Pues sí. No en
las apuestas que el día se me dio fatal, pero si en la poule. Tenía en
la 5ª a Hombre de fama y a Tunduru y en la 6ª a M mehari y a Abeleda.
Tenía la sensación, la corazonada de que si no ganaba en una, sería en
otra. Creo que cuando terminó la 6ª carrera mi cara era de sorpresa e
incredulidad, y los saltos que pegué los vio todo el que estaba conmigo.
Disfrutando como una enana.
El resumen de esa mañana fue la pena de que Lyrical quedara 5º en su
última carrera con la Cartuja, la impresionante carrera de Young Tiger,
la alegría de la poule de la 6ª carrera, la ilusión de conocer el
hipódromo y el cariñoso recuerdo que tuve para alguien que estaría
viendo las carreras desde otro lugar, seguro que con mucha ilusión,
emoción y animando a gritos y que seguro que fue obra suya la de quitar
las nubes para que luciera el sol.
El día acabó cuando terminó la subasta, que yo pensaba que era un
potencial peligro para el grupo de cachondos con ganas de divertirse que
formaba nuestra expedición. No me equivoqué. Cuando regresé a la
subasta después de pasar por la barra, los encontré riendo celebrando y
a todos con un ataque de risa increíble diciéndome que habían comprado
un caballo y formado una cuadra. Hubo quien dijo de guasa que era un “yearling”
de 6 años, así que no me quedó otra que reírme y pedir información.
Habían comprado a Faymist y la cuadra se llamaría “Los Locos”.
Ahí acabó nuestro día en la Zarzuela y la verdad es que tanto los
niños como los mayores lo pasamos como los indios. La vuelta en ave se
nos hizo larga para algunos y corta para los que estaban entretenidos
jugando a las cartas.
De este dia nos quedan los recuerdos, las ilusiones, esperanzas, una nueva
cuadra y muchas ganas de volver a repetirlo.
Saludos al foro.
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