Llenazo
en La Zarzuela
• Los
jinetes de la cuadra Montsià cabalgaron con la 'senyera' en el
multitudinario regreso de las carreras
|
|
Acción José
Luis Borrego luce la senyera montando a Leisban. Foto: AGUSTÍN
CATALÁN
|
|
|
|
|
JOSÉ I. CASTELLÓ
BARCELONA
Chaquetilla amarilla y roja a rayas,
mangas y gorra moradas. Son los colores más catalanes del turf español.
Los colores de la cuadra Montsià, la escudería tarraconense del
empresario José Allepuz Forné, cuyos purasangres galoparon ayer de nuevo
entre aplausos de entusiasmo en su hipódromo de siempre: La Zarzuela.
Las carreras volvieron
a Madrid, provocando un lleno absoluto en la instalación madrileña,
donde se congregaron más de 5.000 espectadores, entre ellos el alcalde de
Madrid, Alberto Ruiz Gallardón --"ni
he apostado, ni tengo información privilegiada"--,
Jaime Lissavetzky, secretario de Estado para el Deporte, y, cómo no, el
escritor, filósofo y experto de la materia, Fernando Savater, que deseó:
"Espero que este nuevo
intento de relanzar el hipódromo vaya acompañado de un nuevo auge de la
cría caballar".
Una auténtica pasión
La reinauguración del
recinto madrileño acabó con esos nueve años de vergonzoso abandono que
obligaron un día a José Allepuz a trasladar sus caballos de Madrid a San
Sebastián para mantener su afición. "Se
trata, sin duda, de una pasión, de un entretenimiento caro y
sufrido", explica Allepuz,
que reconoció que el morado de las camisas de sus jinetes era en recuerdo
de la República. En este día tan señalado, Allepuz también tuvo un
recuerdo para la Yeguada Catalunya, la Cuadra Laia o la Cuadra Barsa.
Curiosamente, la
carrera más importante en este reestreno de La Zarzuela, el Gran Premio
Citroën, rebautizado popularmente como el gran premio de reapertura y
premiado con 24.000 euros al ganador, se lo llevó, de calle, por más de
ocho cuerpos, el caballo Young Tiger, propiedad del catalán Javier
Gispert, hijo del que fuera propietario de la Yeguada Catalunya. Gispert,
que reside en París, trasladó expresamente a su estrella. "Lo
hice para conseguir una victoria con la que homenajear, en Madrid, en España,
a mi padre, cuya pasión por las carreras de caballos heredé con mucho
orgullo".
La Montsià ha
sobrevivido durante todos estos años galopando en San Sebastián, en
Francia y en el hipódromo costalense de Mijas. También en Vilaseca-Salou.
Manteniendo una media de cinco o seis purasangres por temporada y sin
llegar nunca a poner pie en tierra. "Yo soy de La Sènia, en la comarca del Montsià, donde siempre se han
celebrado carreras de caballos, de ahí mi pasión por los caballos",
dice Allepuz. De aquí se explica tanta sintonía catalana en su cuadra:
colores, seguidores y hasta el nombre de sus caballos, como su último
potro, llamado Menescal.
Y es que el suyo puede
parecer un caso único en las carreras de caballos: un catalán capaz de
retar a los mejores purasangres. El secreto está en procurarse la diversión
antes que el beneficio económico. Así, desde que debutó en Madrid en
1984 con su caballo Easy Boy, Montsià ha ganado músculo en el
turf español. Ha coleccionado triunfos, como los de Nitzana o Sand
Falcon, y ha merecido el respeto de los propietarios españoles.
La sensatez del dueño
Los caballos de
Allepuz están preparados por Mauricio Delcher. El veterano entrenador
francés, que dirige la cuadra en Madrid, se ha hartado de manifestar públicamente
la ilusión que siente cada vez que gana un caballo de Montsià. Lo dice
por el sentido común de su propietario, quien no se entromete en sus
decisiones, vicio de muchos dirigentes, y presume de preparador. "Un
caballo debe correr las carreras que debe correr, ni más ni menos, y el
viejo Delcher está para saber cuáles son",
sentencia Allepuz, que recuerda la gran afición y cariño que el
desaparecido Ernest Lluch tenía por las carreras de caballos.
Noticia
publicada el 24/10/2005 por El Periódico - edición impresa.
|