Fitzcarraldo (por Origenes)
Foro A Galopar & Turfinternet, 31/08/2005

Puesto que apunté ésta posibilidad hace unos días, y como parece que lo que escribo interesa a algunos foreros, me atrevo a redactar unas líneas sobre Fitzcarraldo.

Seguro que hay otros que puedan aportar muchos más datos sobre el abuelo materno de Forty North. Vaya pues por delante el reconocimiento por mi parte, de que escribo más impulsado por cuestiones emocionales que en base a conocimientos exhaustivos sobre este hijo de Cipayo.
Hace doce años realicé un viaje de esos en los que se saca el billete de ida pero no el de vuelta, por que en la partida no se tiene claro siquiera que uno desee regresar. El caso es que aproveché la ocasión para darme un pequeño banquete de turf argentino, en los hipódromos Bonaerenses.
Para los que no conozcan aquello, sólo mencionaré que la abundancia de recintos, días de carreras y caballos en competición es monumental. Demasiados nombres para el recién llegado, imposible controlar medianamente el asunto, cuando el tiempo es escaso. Para no extenderme, confesaré que ante aquel barullo hípico, tan sólo dos sementales de aquel momento quedaron en mi memoria como algo especial, por la expresión del galope de sus hijos: Egg Toss y Fitzcarraldo.
El primero de ellos, era un Buckpasser que otorgaba a sus vástagos un físico monumental, que pese a todo resultaba efectivo en carrera. Allí en los programas, figura el peso de cada ejemplar, y los hijos de Egg Toss, no bajaba ninguno de los quinientos kilos, cuando la media se cifraba en torno a los cuatrocientos cincuenta.
Algo más ligeros, pero también grandes eran los Fitzcarraldos. Los que yo contemplé en el padock, todos eran zainos, de pelo brillante y ojos expresivos, con grandes masas musculares cubriendo un esqueleto que se adivinaba indestructible. Eran bichos que entraban por los ojos; parecían el resultado de una crianza formidable: mitad producto de buenos genes mitad obra de una buena pradera. Concretamente retengo en la retina la victoria de dos hijos suyos. En el primer caso se trataba de un Handicap de categoría en el que al Fitzcarraldo en cuestión le habían adjudicado el Top de la escala. Los pronósticos le daban como mucho colocado, puesto que se suponía ya había alcanzado el máximo de su valor. Sin embargo, en la recta final, entró en cabeza y se batió como un jabato para superar a su rival más próximo por un pescuezo (como allí suelen decir). El otro ejemplar hijo de nuestro protagonista, que se hizo con su respectivo compromiso, era un potro relativamente inexperto que se enfrentaba a un lote de respeto sobre mil metros. Cierto que había ganado una de sus tres carreras, pero sus rivales tenían un curriculum más largo y brillante. A cien metros de la llegada el Fitzcarraldo, iba cuarto a tres cuerpos de la cabeza, en el poste de meta sacaba dos cuerpos al segundo. Fue visto no visto.
Las estadísticas dicen que Fitzcarraldo fue un buen caballo de carreras, si no el mejor de su generación poco le faltó. Como semental superó las expectativas. De hecho, su historia es la de un ejemplar que siempre hizo más de lo que de él se podía esperar. Su origen no es extraordinario, aunque hay elementos que justifican en parte su buen comportamiento. Hay que reseñar que tuvo al menos seis propios hermanos entre machos y hembras, y que él fue el mejor de todos ellos. Un mismo origen siempre tiene un máximo y un mínimo potencial, que depende de infinidad de factores. En el caso de Fitzcarraldo bien se puede afirmar que con él se llegó al tope.
Por conectar la historia con nuestro turf, y aunque genéticamente no tengan nada que ver, en el aspecto de resultado extraordinario para un origen simplemente bueno, recuerdo los casos de: Principe Duero, Colorines y Revirado. Casualmente todos nacidos en Torre-Duero, en sus años más gloriosos. Habrá quien afirme que de sus genes cabría esperar a priori ese resultado, pero yo soy de los que piensa que se trató de casos excepcionales. De hecho los dos últimos tuvieron propios hermanos que no llegaron a su nivel. Y también pienso, que esta clase de ejemplares capaces de superar las expectativas de su origen, son buenos para la cría. Con Fitzcarraldo se confirma esta impresión.
Albergo esperanzas de que una hija de Fitzcarraldo dé la campanada y produzca un campeón. Repasando la nómina de sus nenas, hay una que me parecía ideal para realizar ese reto: Doryanna, ganadora del Oaks chileno, y digo me parecía porque según los datos a los que tengo acceso, la mencionada dama aún no ha parido ningún foal y por su edad ya debería haberse estrenado en tales menesteres. Esta yegua desciende por su linea materna de la gran Doria, magnífica corredora y abuela materna de Grecian banner, que nació en los Estados Unidos y fue Madre del año en el pais del dólar. Creo que se trata de un caso único el de Grecian banner. Su descendencia directa incluye a: Personal ensign (hija) -My Flag (nieta) -Storm Flag Flying (biznieta), no sólo todas lauredas en Grupo I, sino que las tres fueron en algún momento las mejores de su generación entre las hembras estadounidenses. Perdón por irme un poco por los cerros de Ubeda, pero es lo que tiene el mundo del Turf: tiras del hilo y no se acaba nunca.

El que quiera más información respecto a Fitzcarraldo, puede ver su historia en la siguiente dirección:
http://galeon.hispavista.com/lugarturf/campeones/fitzcarraldo.html

En cuanto a su foto, origen, y datos de su producción, una opción como siempre es la de:
http://www.pedigreequery.com/fitzcarraldo