El pasado día 19 el Gobierno Vasco acordó la liberalización de apuestas
deportivas en la Comunidad Autónoma Vasca, por lo que a partir de ahora
se podrán establecer legalmente puntos de juego exterior a las carreras
de caballos, sean éstas nacionales o internacionales. Como por otra parte
es muy probable que el hipódromo de San Sebastián vaya a ser gestionado
por el consorcio vasco-franco-japonés, y dado que dicha gestión
incluirá el juego exterior a las carreras, creo que es el momento
oportuno para llevar a cabo unas cuantas reflexiones entorno a la
construcción de los nuevos puntos de juego.
ENSEÑANZAS DEL FRACASO DE E-QUINIELA EN ANDALUCIA.
El estrepitoso fracaso de E-Quiniela en la construcción de una red de
juego exterior en Andalucía, fracaso que yo viví desde dentro, y que fue
ampliamente analizado en los foros turfistas nacionales, fue el resultado
de la convergencia de las siguientes causas:
-Locales absolutamente inapropiados dada su imagen social: los salones
de juego son vistos por la sociedad como oscuros y enfermizos focos de
solitaria ludopatía y como tales resultan un producto invendible. En el
contexto de la sociedad actual tratar de vender los salones de máquinas
tragaperras es como tratar de hacer campaña de marketing de los
cigarrillos: misión imposible.
-Locales inapropiados dada su estructura: en E-Quiniela también había
locales que aun siendo técnicamente salones de juego básicamente eran
pequeños baruchos grasientos, estrechos y con dos o tres mesas a lo sumo,
locales en los que asistir y jugar a una reunión completa de carreras de
caballos era literalmente un martirio.
-E-Quiniela carecía de recursos económicos para la progresiva
construcción de una pequeña nueva masa social de jugadores a las
carreras de caballos. De haber establecido la red exterior sobre locales
técnicamente adecuados nunca habría podido llevar a cabo la necesaria
campaña de marketing (hacer un programa en la televisión autónoma o en
las televisiones locales, spots publicitarios de calidad en las
televisiónes, programas y publicidad radiofónica, publicidad estática,
etc,etc).
-E-Quiniela era completamente inconsciente de que una red de juego a
construir sobre una masa social básicamente neófita requiere de un serio
proyecto didáctico, tanto audiovisual como personalizado, para la
efectiva captación y enganche de nuevos clientes.
Apliquemos pues las enseñanzas del “affaire” E-Quiniela a la
actual realidad del País Vasco: quien quiera construir una red de juego a
las carreras de caballos deberá estar provisto de suficientes medios
económicos como para fundar unos cuantos locales de juego técnicamente
aptos y con el suficiente standing para que puedan ser objeto de una bien
diseñada campaña de marketing. Y también harán falta recursos
económicos para desarrollar un serio proyecto didáctico de introducción
del juego a los caballos en la sociedad vasca, ya que la actual masa
social de aficionados es a todas luces insuficiente para establecer una
red rentable. Quien se crea que en el País Vasco hay un claro hueco de
mercado en las apuestas a los caballos y que sólo se trata de poner 100
terminales en 100 bares y empezar a colectar dinero durará lo mismo que
E-Quiniela en Andalucía, perderá unos millones en la aventura y se
marchará con un cesto lleno de huevos de plomo.
UN MODELO DE LOCAL PILOTO: Caliente Racebook en Cuernavaca, México.
En 1996 viví un año en la ciudad de Cuernavaca, distante 100 km de la
capital, el Distrito Federal. Solía frecuentar Caliente Racebook, un
local de apuestas deportivas centrado en las carreras de caballos, auque
también se apostaba a veladas de boxeo y a partidos de basket. Era un
local grande y confortable, agradablemente decorado, provisto de numerosas
mesas y con buen servicio de bar y restaurante. Pese a que Cuernavaca es
una ciudad sin tradición alguna de carreras de caballos el local solía
estar muy concurrido por grupos de parejas y familias que lo elegían como
un buen plan mezcla de gastronomía, emoción del juego y lugar de
encuentro social. Las noches del viernes y del sábado solían estar
concurridísimas. Se trataba de un plan de cena, juego a las reuniones
nocturnas de Hollywood Park y copas.
En mi opinión aquel local de Cuernavaca es el modelo perfecto para el
local piloto del juego exterior en San Sebastián. Un local provisto de un
servicio hostelero en consonancia con el standing de la ciudad, un local
decorado con el buen gusto que es norma en la hostelería donostiarra, en
donde el que ya es aficionado se encuentre cómodo y el neófito no se
sienta outsider y pueda disfrutar de un nuevo plan para su ocio, sea en
solitario o con la cuadrilla, de comida o cena “con emociones fuertes”.
Un local en el que los nuevos clientes, los potenciales nuevos
aficionados, tengan atención personalizada por parte de empleados
conocedores de los difíciles entresijos del juego a los caballos.
La importancia de este local piloto es muy grande ya que se tratará
del local sobre el cual habrá de basarse la posterior campaña de
marketing para la apertura de nuevos locales. En una ciudad
económicamente afluente como San Sebastián, inmersa en una sociedad
tremendamente amante de los placeres de la mesa y del juego como es la
sociedad vasca, un local de este tipo está condenado a triunfar.
EL MODELO JAPONÉS, UN BUEN MODELO PARA EL TURF VASCO
Es bien sabida la espectacular afluencia de público a los hipódromos
japoneses. Sin embargo en Occidente de desconoce que en Japón los turf-clubs,
los puntos de juego exterior son locales tremendamente populares y
socialmente de moda. El plan de ir a un turf-club a tomar copas, apostar y
socializarse tiene muy buena imagen. Las mujeres bellas y la juventud
inteligente proliferan por los turf-clubs nipones. Los locales de juego
exterior japoneses son la antítesis de los garitos del PMU francés, en
los que encontrarse con una mujer bella, o la posibilidad de que una
mínima interrelación entre los sexos tiende a cero.
La verdad que me gusta esa imagen del turf japonés. Para hacerse una
idea no hay más que recordar como era el hipódromo de Lasarte a
principios de los 80. Las masas lo llenaban a reventar y en las tardes del
domingo el recinto se convertía en una auténtica pasarela social de la
ciudad en donde las mujeres rivalizaban en belleza para deslumbre de los
visitantes madrileños. Acudir al hipódromo los domingos era “el plan”
de muchísimas cuadrillas de la juventud donostiarra. Aquel era el momento
oportuno para la construcción de la red de juego exterior, pero no se
tomó la senda de la modernización y lo que pasó ya es historia.
Sin embargo el año pasado, cuando las tribunas sorprendentemente
volvieron a abarrotarse para ver a la campeona Jacira triunfar en la Copa
de Oro, muchos viejos aficionados tomamos conciencia de que la gran
afición vasca no ha muerto, simplemente está ausente, dormida, sumida en
la interminable espera de que le ofrezcan un producto en consonancia con
el siglo XXI en el que vivimos.
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