La rodilla 1ª parte:
Situada lo más bajo posible, en correlación con un antebrazo muy
largo, la rodilla del caballo de carrera debe ser de una construcción
perfecta, en virtud del riguroso trabajo a que está sometida durante el
período de entrenamiento. Muy ancha y espesa -sus dos mejores
cualidades-, indica amplitud ala repartición de las presiones, condición
absolutamente necesaria a su resistencia. Además, la rodilla debe ser
seca y bien dirigida. En los caballos ordinarios y en los hipervegetativos,
especialmente, la rodilla se presenta carnuda.
La rodilla 2ª parte:
La rodilla chica y fina del sangre pura, es débil; lo mismo que la
rodilla hundida, llamada de "carnero" o aquella convexa, llamada
de "buey".
Debe tenerse mucha experiencia en la apreciación de la rodilla del
yearling, porque en éste es dable esperar importantes modificaciones del
órgano. Son los yearlings desarrollados, de esqueleto grosero, los que
con frecuencia presentan rodillas poco satisfactorias o dudosas. La
región se presenta alta, angosta y surcada transversalmente, y ,
también, con relieves y protuberancias anormales. Estas rodillas son
comunes en los animales jóvenes a osificación retardada; en cuyo caso
pueden ser aceptadas, siempre, naturalmente, que el defecto no sea muy
pronunciado y el caballo sea sometido a un training racional, siempre
lento y constructivo.
Vemos con mucha frecuencia rodillas mal amarradas al antebrazo, sin
relación con el espesor normal de los huesos ni con la línea de aplomo.
Estas conformaciones viciosas son aceptables sólo como capricho; en cuyo
caso la preparación para correr debe hacerse lo más tarde posible,
cuando el esqueleto haya adquirido, por edad y regularización del estado
orgánico, la solidez suficiente
La rodilla 3ª parte:
Entre las regiones más comprometidas seriamente del sangre pura por el
entrenamiento moderno, la rodilla ocupa el cuarto puesto, después de la
caña, el nudo y el pie. Antes de adquirir un caballo, es aconsejable
detenerse en el estudio minucioso de la rodilla, a objeto de precisar en
lo posible el grado de resistencia del órgano. Constituyen indicios
seguros de buena conformación y solidez del órgano, las curvas que los
bordes del radio forman poco antes de que este hueso se articule al carpo.
Dichas arcadas deber ser bien pronunciadas, lisas y muy secas,
especialmente aquella que insinúa el borde interno del hueso y que
termina en lo que debe estimarse el ángulo interno superior de la
rodilla. El poco pronunciamiento de estas arcadas anuncia una región
defectuosa.
La rodilla 4ª parte:
Continuando con las explicaciones anteriores, nos queda por agregar lo
siguiente: En posición de frente y prevenido siempre sobre estos
detalles, la belleza, como el defecto, impresionan inmediatamente al
observador y es posible comprobar también las rodillas desviadas, como
consecuencia de un mal aplomo del antebrazo.
Se terminará el examen por palpación minuciosa de la rodilla para
comprobar su temperatura, carnosidad, infiltraciones e integridad. Es el
momento también de apreciar el espesor del órgano en relación al largo
y el ancho observado anteriormente.
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