Como seleccionar un caballo de carreras, es una de las pruebas mas
difíciles de cualquier profesional, pero ellos con mucha práctica y
experiencia en cima suelen acertar en su elección, por lo que estas
anotaciones y explicaciones, que vamos a poner en el Foro en diferentes
días, son en definitiva una forma de que el aficionado de a pie, tome
nota, para su ciencia hípica, y a lo mejor, quien sabe, en un momento
dado, serle algo útiles para tomar una decisión bastante aproximada
sobre la futura compra.
En esta, nuestra primera entrega de “como seleccionar un caballo de
carrera”, mostraremos un detalle importante de su morfología: La
Cabeza.
En su conjunto, la cabeza del caballo carrera debe dar la impresión de
la belleza y distinción propias de la raza.
En primer lugar, debe ser proporcionada al sexo y al tamaño del
sujeto: muy grande, es tosca y ordinaria; muy chica, es arabesca y
afeminada. Debe ser también proporcionada en sus tres dimensiones: largo
total, ancho en la frente y espesor, vista la región de perfil.
Bien proporcionada, la cabeza tipo aparece cuadrada y liviana. El
perfil debe ser recto o levemente ondulado. Orbita grande. Algo saliente.
Ojo grande, abierto, brillante y expresivo, de párpados finos y sedosos.
El ojo chico, almendrado, párpados espesos, es ordinario. Demasiado
frecuente todavía, este ojo es la expresión del tipo turanio y con
frecuencia también, es propio de los individuos dotados de una
orientación anabólica, a la cual acompaña generalmente un temperamento
hiper-vengativo
La falta de calidad en el ojo es frecuente en los individuos faltos de
clase y explica la inclinación instintiva de algunos aficionados a dar a
este órgano una importancia trascendental en la elección del sujeto.
En los caballos enérgicos e inteligentes, el ojo es muy expresivo y
deja entender muy fácilmente los deseos y sensaciones del animal: el
hambre, la sed, el contento, el coraje, la salud, el sufrimiento, la ira,
el miedo y otros matices se leen claramente en un verdadero exponente de
la raza. Podríamos agregar que si el hombre lleva en su mirada el espejo
del alma, el caballo de carrera lleva en la suya la expresión de sus
maravillosos equilibrios funcionales; valdría decir, la mirada del fina
sangre envuelve la síntesis temperamental de su dinamismo entero. Otro
detalle importante son: las narices. Deben ser grandes, muy finas y
dilatables en sus alas aterciopeladas, suavísimas. Las ventanas nasales
chicas y espesas son ordinarias y acompañan siempre a una piel gruesa, a
pelaje tosco y ordinario. También son de importancia las orejas. Deben
lucir esbeltas, finas y móviles. Ellas son las compañeras de la
expresión del ojo.
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