Personalmente encuentro interesantes las ideas expuestas, pero también
hay que darle al César lo que es del César. Las carreras permiten el
juego de forma mucho más inmediata que el fútbol y sobre todo, son
pronosticables. El aficionado a las carreras cuando más se siente
identificado con los colores de un caballo, aparte de cuando es suyo o de
un conocido, es cuando le apuesta, por poco que sea. A partir de ahí, el
caballo apostado es como si fuera suyo.
Tanto en el fútbol como en las carreras el objetivo de quienes ponen
activos a competir puede ser el prestigio asociado con una victoria
concreta (copa ó carrera clásica). No obstante, en las carreras es cada
vez más importante la cuantía del premio. Si los equipos de fútbol
tienen patrocinadores, en las carreras son los premios mayores lo que
atrae a los mejores caballos, como ha demostrado la Breeders' Cup.
En nuestro país debemos aspirar a fomentar la afición mediante el
producto en sí, antes de pretender reinventarlo. Es mucho más
emocionante ver una carrera mediocre que uno ha pronosticado, que una
carrera que no, por buena que sea. El reto está hacer asequible el
pronóstico para que el público participe y haga suyo este espectáculo,
tanto si es propietario como si no.
>>Pregunta ridícula. ¿se acude al estadio por el boleto de
quiniela? No es necesaria la respuesta. Todos y cada uno de los
espectadores de un partido de fútbol se sienten identificados con los
colores de su equipo, a cada uno le ha llegado la afición de un modo u
otro, pero a todos a temprana edad. Es difícil que una persona que a los
40 no ha pisado las gradas de un estadio, le entre el gusanillo de la
bufanda, bocata, o cigarro de 90´...>Saludos al foro.
>>
|