Andaba uno intentado visualizar lo más correctamente posible todo lo que
acontecía después de la disputa del Arco. Todo iba demasiado rápido,
seguramente me cruzara con alguna cara conocida y apenas me dio tiempo
para reaccionar. Sin embargo, la estampa solitaria de Sir Michael Stoute
rompía todos mis esquemas. Era la diferencia entre dos mundos.
Tras la desilusión de North Light, contemplaba solitariamente junto,
supongo, a su esposa la última carrera de la reunión en la primera
pantalla de televisión que debió cruzarse en su camino. Lo tenía a
mano, o mejor dicho, todos lo que a su alrededor nos quedamos para ver la
última. Le comenté entonces a mi acompañante la diferencia de culturas
existentes en el mundo del turf. Un mero comentario.
Pero realmente son polos opuestos. La accesibilidad que desprendía
aquel hombre en ese momento dista mucho del movimiento francés, mucho
más afamado, insolidario y distante. Algunos como Fabre o Dupre lo llevan
con discreción, también Pease, quién dejó todo el protagonismo al
caballo en su retorno a balanzas. Nada que ver con un Bary pletórico, con
razón, tras la exhibición de Divine Proportions. Pero la lectura del
momento debía llegar más lejos. Las instituciones son quienes proyectan
primeramente esas sensaciones. Ver aquel paddock repleto de autoridades
francesas cuidando hasta el último detalle, incluido el nuevo presidente,
rebosantes de indiferencia hacia el resto, ni que pensar en rodearse de
populismo, algo de lo que ha vivido, vive y vivirá el turf, es
francamente repelente. Mas cuando uno se siente afectado en el momento,
cuidando gestos y posturas, tras llevar con celo un traje que te presente,
al menos, con aseo y pulcritud. Quien haya asistido sabrá de lo que estoy
hablando.
Tanta lujuria empobrece cualquier comentario acerca de lo sucedido a
las 5 y media de la tarde sobre la pista de Longchamp. En fin, me ubicaré
con el populacho para compartir impresiones sobre el Arco. Arco que sólo
podía tener un ganador que lo mereciera. Enhorabuena Bago.
Durante todo el año he defendido en más de una ocasión la actual
generación clásica. Y he de reconocer que me he equivocado en casi todo.
Apoyé desde el principio a todos aquellos milleros que comparecieron en
las primeras clásicas, no sólo a los ganadores, pero ciertamente me han
ido desacreditando.
Aquel feroz de Amercian Post, al cual no voy a crucificar ahora que
para eso ha ganado 3 grupos I, ha terminado el año difuminado tras su
intento fallido en el Derby. Sí, al menos, me congratula las intenciones
de su preparadora, que sin reparos lo puso en liza en la magna prueba de
Epsom, sin haber tenido antes contacto previo con la distancia. De Haafhd
apenas se supo desde su magnífico galope de Newmarket. Pronto le veremos
intentando una nueva aventura, pero hasta hoy no ha hecho otra cosa que
defraudarme. Snow Ridge lamentablemente murió hace pocas semanas.
Antonius Pius y Diamond Green también entonces me parecieron lo
suficientemente buenos como para hacerle frente a cualquier viejo sobre la
milla. Pero ni tan siquiera han podido en carreras contra sus hermanos de
edad. Sin embargo, aquel remate de Azamour en la guineas no fue un
espejismo, y le faltará poco para ser el mejor clásico de la temporada.
Así nos quedaba Bago. Con intención de correr la Poule, un virus creo
recordar, le apartó de la competición hasta el meeting del Jockey Club,
donde ni corto ni perezoso, esto último sí creo que es, se marcó un
remate espectacular dejando a muchos cuerpos a Cacique, entre otros.
Mantenía así su status de invicto, tres grupos I, teniendo como objetivo
subir a la milla y cuarto del Grand Prix de Paris. Siempre sus
responsables clamaron por su opción allá donde concurriera debido a su
calida y versatilidad. Poseedor de un buen remate, ciertamente daba la
sensación poder seguir progresando según se alargaran las distancias,
aunque los 10 furlongs parecían un tope muy recomendable y de gran
publicidad en Europa. Tras su victoria en un Grand Prix de Paris disputado
como si de una milla se tratara no se podía esperar más para enfrentarlo
contra cualquier viejo que se prestara. El escenario, York, campo de
batalla de las grandes ocasiones, la carrera, el Juddmonte International
Stakes.
Roberto, Dahlia, Troy, Assert, Caerleon, Comanche Run, Triptych,
Rodrigo de Triano, Halling, Singspiel, Giant’s Causeway, Sakhee, Nayef,
Falbrav. Para reconocer la historia escrita sobre los campeones hay que
mirar hacia esta carrera en innumerables ocasiones y darse cuenta de la
importancia que tiene. La misma importancia tenía pues la presencia de
Bago en la salida. Ocurrió entonces lo inesperado, Bago era batido con
cierta facilidad, sin dar muestras reales de poder hacerse con la
victoria. Entonces se sucedieron las conclusiones y titulares tambaleantes
hacia él. Se desmoronaba pues el mito que sólo él se había ganado.
Pero ni tanto ni tan poco.
Que ganara Sulamani no sorprendió a nadie. Curiosamente por aquellas
fechas celebramos unos amigos y yo una bien documentada comida sobre
caballos. Sulamani no era tan malo como estaba corriendo, caballo siempre
con chance pese a su carácter. Norse Dancer es la forma de la carrera,
¿y Bago?. Bago pudo tener un mal día, pero arribo relativamente cerca,
así que dicha teoría se quedaba en segundo plano. Quizá su primera
confrontación con los viejos, pero estamos hartos de exigirle el máximo
a los clásicos desde el Eclipse a disputarse a principios de Julio, no
convence. Entonces qué.
Sí me atreveré a dictar una conclusión sólida, aunque no tenga base
para ello. Sólida porque hasta que me demuestre lo contrario creo en
ella, creo en mi definición, en mi sentimiento. Y ya tendré todo el
tiempo del mundo para decir aquí, y donde haga falta, que me he vuelto a
equivocar. Ya lo acabo de hacer.
Sí podría basar mi postura en la madurez de Bago. Ya he anotado antes
que además de punta de velocidad y clase, algo que no pondré en duda,
Bago me ha transmitido pocas ganas de galopar. Me baso en los fustazos de
atención que Gillet le ha propinado tanto en el Jean Prat como en el GP
de Paris, o más lejanamente en el Des Chenes. Porque si en ambas
ocasiones tenía controlada la situación, bien es cierto que hasta que no
se produjeron estos, el caballo no terminó de despegarse, algo que él
tiene. Facilidad para recortar, igualar y despegar. Por ello espero que el
año que viene sea capaz de mejorar bastantes puntos con respecto a lo
ofrecido ya.
Pero estamos hablando del Arco. Y creo que sí debe surgir la
polémica, tan sana como necesaria. ¿Quién es Bago?. El mejor clásico
de Europa, pero ahora toca engranar su valor con el resto. Yo me posiciono
con aquellos que piensan que este Arco ha sido de nivel medio bajo. Tan
buenas ausencias, con o sin motivos, restan valor a la carrera, y cuando
se mide el nivel de los participantes hay que ser bastante más
concienzudo de lo que algunos han sido.
No podemos decir a la ligera que en el lote se encontraban los
ganadores clásicos de los tres países más poderosos de Europa en turf.
Porque sí es del todo cierto, también ellos deben pasar reválida, y no
lo han hecho. El caso más acuciante, sin duda, es Blue Canari. No se
sostiene, ni él, ni su Jockey Club. Nunca fue caballo ni tan siquiera de
Grupo, y batió entonces a los mejores 3 años franceses. De aquellos
cuatro caballos que llegaron cerca, sólo Valixir y Prospect Park merecen
ser considerados de otro valor, pero ¿cual?. Tampoco mucho. Y del otro
lado del Canal vinieron ejemplares con dudas. Dudas las de un Derby winner
como North Light, que si ya lo tenía difícil después de su obligado
parón, Fallon se empeño en dilapidar cualquier opción con una carrera
asesina, por mucho que quieran venderme que es su única forma de correr.
Cuando hablamos de jinetes muchos tenemos presente que la inteligencia
juega un papel secundario pero efectivo en el manejar de estos. Y muchos
nos preguntamos cómo, habiendo ya un caballo como el japonés que debe
poner tierra de por medio desde el principio para maximizar su opción, no
fuera capaz Fallon de aguantar algunos metros más la embestida final de
su montura. Señores, recuerden algo ya tan viejo como sabio: “las
carreras se ganan en la meta”. Pasando el Mar Céltico encontramos la
opción de Grey Swallow, que nunca fue en carrera y corrió francamente
mal. Muy mal, tan mal como el fin de semana de Godolphin o también como
el de su preparador Weld. Si antes dejaba entrever que Blue Canari es un
caballo malo, de Grey Swallow no puedo decir lo mismo, porque hasta la
carrera del Arco jamás corrió tan mal, pero así es la vida.
El gran problema que se me plantea es que de por si el valor actual de
los mejores caballos roza el bueno justo. Porqué un Cherry Mix en alza
podemos considerarlo más o menos como un buen outsider, vendiéndolo como
el Fabre de turno, ¿se acuerdan de Sagacity?. Gran carrera de Ouija Board,
que corrió tan atrás debido a su mal cajón. Pues bien, sin tener que
ver los unos con los otros, muchísima gente me ha comentado lo mismo.
¿Qué hubiera pasado si la yegua hubiera podido ir más delante?. Ya
jamás lo sabremos, pero al menos dio el valor que muchos esperaban de
ella, por lo visto. Otro golpe duro lo recibí al ver a todo un simple
ganador de Listed, Acrópolis, llegar cuarto con una recta complicada.
Podría extenderme más, pero sin añadir valor real a mis impresiones.
Se trató de un Arco bastante pobre, con un solo caballo bueno, con pocas
faltas pero que, sin embargo, hubieran subido un par de puntos el listón,
y es que Doyen, con un simple King George en su casillero es bastante
mejor de los que vi en el Arco de este año.
Bago siempre fue mejor que todos ellos. No podía haber otro ganador.
Bravo!!.
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