Recordarás, tal vez, Amelia, que en algún e-mail antiguo te hablé de un
orgulloso pura sangre hecho a sí mismo a base de corazón y kilómetros
llamado DON TARIK y de cómo me recordaba a aquél otro tordo de nombre
GONZALEZ protagonista de una novela o un cuento - "Caballo de
Copas" - que nos leía Papá cuando niñas mientras apoyábamos
nuestras cabecitas en sus hombros. ¡Qué bien leía!
Yo cerraba los ojos y me veía, transportada por su voz, en Tanforán
junto a cierto cowboy que nunca ganaba y nunca se rendía. La moraleja de
aquel cuento, si recuerdas, en el que un bellísimo caballo presuntuoso
cambiaba la vida de un grupo de hispanos, se resume en un dicho, irlandés
supongo, que me contaba -tú eras más joven- un lad durante nuestros
veranos remotos en Dublín en la granja Saint Bernard: "There is
something about the outside of a horse that is good for the inside of a
man".
Aún hoy, rescato cuando no tengo otra cosa ese recuerdo mágico del
digno GONZALEZ braceado no sé si por su voz o o por el titilar de mi
corazón. Cuando después, Papá nos llevó una tarde abrasadora al Derby,
no fué lo mismo. Mi corazón simplemente latía y no sé quién llegó
primero aunque estoy viendo la cara sonrosada del dueño en un escaparate.
¿Qué mueve a los propietarios? ¿Qué ambicionan? El corazón de cada
uno oculta un secreto que muchos negarían.
¿Reconocimiento social o Competir por Competir?
¿Diversión o Ego?
¿Relaciones o la Emoción de la carrera?
¿Ser Protagonista de algo o lavar cuentas corrientes?
Tanto da, Amelie. Ni ellos lo sabrán con exactitud pero ahí están, a
Dios gracias, transpirando densa excitación y, sea lo que sea, lo único
notorio es que es de la máxima importancia para sus vidas.
Pues el hoy viejo DON TARIK también tuvo, hermanita, cómo no, un
propietario de tantos al que el tordillo ofrendó estadísticas, trofeos,
aplausos, admiración, oro y oropel pagados con la salud de sus tendones y
con sangre de sus ollares y certificado por las cicatrices del látigo.
Hemos visto juntas en ocasiones la desbordada gratitud de propietarios
con el amigo que lo da todo y todo lo pierde por algo que nunca alcanzará
a comprender. Les hemos visto repartir zanahorias por las mañanas,
besarlos y hemos sabido de tantos casos en los que la historia termina con
un retiro reparador. ¡Quién no recuerda las últimas páginas del libro
de Laura Hillenbrand!
DON TARIK no ha tenido esa clemencia o no la ha merecido. DON TARIK el
Victorioso, ha sido malvendido para exhibirlo en unas carreras sobre
cemento -pobres manos blancas- contra caballos más jóvenes y más sanos
en un circo sin control veterinario, sin piedad y sin esperanza. "Tu
calle ya no es tu calle, que es una calle cualquiera camino de cualquier
parte" dice una copla muy vieja. DON TARIK ha ido al Infierno donde
nadie es alguien. Todo vuelve menos el amor ,o tal vez no, y a mí me
vuelve la pregunta de mi primer Derby. ¿Qué mueve a los propietarios?
Es mucho, sin duda, el lo que puede dar un campeón a su dueño. Mucho,
mucho, pero no todo. Hay algo que sólo lo da Dios, la Nobleza de Alma, la
Grandeza.
Un beso,
Carolina
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