Siento mucho que por razones laborales me queda muy poco tiempo para
entrar en el foro, sobre todo cuando veo que existe un sano debate sobre
soluciones para un futuro que sigue sin ser prometedor. Todos los puntos
de vista que están apareciendo en el foro sobre el desarrollo del juego y
las carreras tienen interés pero estoy de acuerdo sobre todo con los
expresados por Louisville y el conde Almazy. Sobre este asunto circulé en
1995 un modesto trabajo en la época en que el hipódromo de Madrid se
estaba yendo a pique, entre otras cosas por la demencial política de
apuestas de Sarasola y su gente. No ha perdido demasiada vigencia y como
no tengo más que “cortar y pegar” os envío algunos de los párrafos
más relacionados con vuestro debate de estos últimos días (el estudio
era bastante más amplio y cubría el tema general del desarrollo del
juego)
---------------
Cuando la inicial “Quiniela Hípica” (QH) despega en los primeros
años 80, la oferta pública de juego era todavía muy reducida en
España. Los casinos y bingos llevaban unos pocos años en funcionamiento;
no existían tragaperras ni lotería primitiva; el cupón de los ciegos no
era todavía el cuponazo, y dejando aparte la lotería, la quiniela de
fútbol era la única gran opción semanal. Ayudada por la televisión, la
QH se hace en unos pocos meses con unas recaudaciones espectaculares para
un país con una afición a las carreras tan reducida y donde sólo
funcionan, por turnos, tres hipódromos. La explicación es que se había
encontrado un filón no explotado. Era un momento en que se necesitaban
más ofertas de juego que las existentes, y la QH se adelantó
momentáneamente a otras. Cuando al poco tiempo aparece el Cuponazo y
sobre todo la Primitiva, la QH inicia su caída, más lenta que su
crecimiento, pero tercamente constante. Las nuevas formas de la QH, ya con
Hipódromo de Madrid S.A. a cargo de su gestión no consiguen frenar su
caída, y diez años después de su lanzamiento la recaudación ha vuelto
a las cifras que se obtenían con la vieja Quíntuple, que sólo se podía
jugar en el hipódromo y en unos pocos despachos de Madrid y San
Sebastián.
-----------------
Aquellos tiempos felices para la QH de 1983-84 no volverán. Esto no
quiere decir que no haya ya posibilidades de acercarse o superar las
cifras de juego de entonces. Pero si se consigue ya no se recaudarán a
base de un público general, a una masa de jugadores mayoritariamente
ajeno a las carreras. Estos tienen ahora una oferta amplia de juegos más
sencillos para tentar la suerte que una apuesta donde siempre hay que
conocer factores variables como el número de corredores, caballos
retirados etc. Si las cosas se hacen bien, el juego sobre las carreras
fuera del hipódromo, y quizá una apuesta nacional como un primer
exponente, podrían volver a reunir cifras apreciables de juego. Pero se
obtendrán de un núcleo principal de apostantes aficionados o conocedores
de las carreras, y tendrá que ir parejo a un aumento lento pero
progresivo de la afición, del número de hipódromos y caballos en
entrenamiento etc. etc. Será un proceso largo y fruto de un trabajo
constante y no el simple resultado de una elección acertada del tipo de
apuesta, ni del apoyo de la televisión o campañas publicitarias.
--------------------
No puedo entender como se insiste tanto en la misma filosofía: apuesta
dificilísima, un poco de televisión, propaganda a base de repetir mucho
la palabra “millones” y a esperar sentados. Esa estrategia ya no
funciona; el filón oculto que se quiere encontrar así para las carreras
de caballos está agotado. Si se pretende atraer el juego sobre ellas, hay
que trabajar bien y con paciencia, ofrecer un producto de calidad,
aprovechando los atractivos y ventajas que las apuestas de las carreras
tienen sobre los juegos de puro azar, y no tratar de competir con estos
dentro de su propio terreno. La verdadera estrategia para el desarrollo de
las apuestaS nacionalES (plural destacado a propósito) pasa por dos
planteamientos básicos: 1º) Desarrollo de las propias carreras de
caballos y 2ª) Enfocar el juego hacia el aficionado. El primero de ellos
no es un proceso fácil ni rápido, pero sobre el segundo se puede actuar
desde ahora mismo. Como consecuencia de ambos, hay también que hacer una
apuesta decidida para instaurar el juego exterior sobre toda clase de
apuestas y para ello una Apuesta Nacional puede servir de “ariete”,
pero sería peligroso conformarse sólo con ella.
------------------
¿Qué tipo de apuestas elegir para el juego exterior? En principio no hay
que poner ningún condicionante distinto de los requisitos que deben
reunir las apuestas interiores para atraer a los apostantes. En realidad
el futuro es conseguir, como en los países con un turf desarrollado, que
las mismas apuestas que pueden hacerse en el hipódromo se puedan hacer
fuera de él, y viceversa. Admitamos, sin embargo, que podría comenzarse,
sólo comenzarse, con una apuesta “nacional”, que arroje dividendos
moderadamente altos, y que ayude a romper el fuego del juego exterior.
Insisto hasta la saciedad que la “llave maestra” es que sea una
apuesta atractiva para los aficionados a las carreras y que su
popularización se conseguirá principalmente por la atracción de nuevos
aficionados y el desarrollo de las carreras y no tratando de atraer a
jugadores de azar.
--------------------
El futuro ideal es poder hacer las mismas apuestas tanto dentro como fuera
del hipódromo. Si se adopta una estrategia encaminada a ese futuro, una
apuesta nacional como rompehielos no debería verse como una apuesta ajena
a las demás, alejada del hipódromo en despachos que cierran antes de las
carreras. No; el enfoque que se le debe dar es el de una más entre las
diversas apuestas, con la particularidad de que puede producir dividendos
más altos. Para ello:
1º) Debe estar en buena armonía y convivencia con el resto de
apuestas y evitar interferencias y duplicaciones con estas. Por ejemplo,
no se puede tener, como sucede ahora en Madrid, Trío y Cuarteto (mal
llamada "cuádruple" como apuestas del hipódromo y un Quinteto,
con Trío de segundo premio, como apuesta nacional.
-------------------------
2º) Debe poder jugarse en el hipódromo, hasta poco antes de la salida de
la carrera o carreras que la compongan. Es una facilidad merecida por
quienes se desplazan al hipódromo, hará sin duda aumentar su juego, es
perfectamente posible con los medios técnicos actuales y es la norma en
todo país con turf desarrollado. En principio puede perjudicar algo
solamente a los despachos de la ciudad en que se celebren las carreras,
pero a la larga se inscribe en una estrategia general de desarrollo del
juego que acabará beneficiando a todos los despachos.
(Hasta aquí el extracto de lo escrito en 1995). Han pasado nueve años
y creo que la tesis sigue siendo más o menos válida. Ha habido dos
novedades, una positiva que es el desarrollo de Internet y su inevitable
uso futuro para realizar apuestas a distancia y otra negativa que es la situación
de transferencia del juego a las autonomías y la dificultad que eso
representa para unificar el juego en toda España. Lo que no ha cambiado
es la absoluta necesidad que tienen las carreras de caballos de
financiarse con el juego exterior, que pueda efectuarse desde cualquier
punto del Estado y sobre cualquier hipódromo del mismo, en fondo común y
sobre el mismo tipo de apuestas del hipódromo. Si alguna vez lleguemos a
eso será la prueba de que nuestras carreras han entrado en vías de
desarrollo, porque ambas cosas, carreras y apuestas van paralelas y cada
una sólo puede progresar si al mismo tiempo lo hace la otra.
Saludos a todos
Sansovino
|