Con motivo del desgraciado accidente de Anthony Carré (todavía en coma),
llamo a Soumillon. Se muestra muy agradecido." Estoy sintiendo muchos
vacíos". 48 horas después (lunes 28), Christophe al teléfono
"un matrimonio amigo me ha invitado a cenar....si vienes, dice tímido.
El jardín del exclusivo Chateau de la Tour de Chantilly está a unos 5
kilómetros del castillo. Un marco muy bello para una cena, aunque se echa
de menos la noche...desventajas de Junio y horarios franceses. Anfitriones
el matrimonio Pritchard Gordon, ella hija del famoso trainer Sir Michael
Stoute. Como música de fondo una pianista y un violinista eslovacos,
ambos sublimes. Durante la primera parte de la velada se habla solo de
carreras. Christophe muy interesado en Inglaterra, grandes premios,
jockeys, contratos, entrenadores y demás temas que a los foreros
interesarían mucho. Esto parece hacer olvidar, de momento a Carré y el
desgraciado accidente. Mientras, la noche cae con una lentitud
desesperante a los preciosos acordes de Debussy, Saint Saens y Schubert.
La conjunción de velas y oscuridad incipiente me dan pie y paso al
ataque; Christophe me escucha muy atento cuando hablo sobre " El crepúsculo
de los Ídolos" de Nietsche. No es que sea yo docta para interpretar
esa obra en toda su profundidad, pero lo ha hecho por mi José Manuel
Navarro Cordon, el mejor pensador europeo contemporaneo. Mucho más
interesado cuando le hablo de la teoría de los limites que el propio
Navarro (cordobés como Seneca y Azania) construye sobre el pensamiento de
Aristoteles, Descartes y Nietsche. Christophe me pregunta sobre los
limites de la libertad personal y le explico que el concepto de libertad
es muy deficitario al estar acotado por las religiones que dominan el
planeta. Escucha y nada dice. Volviendo a lo que más interesa al
foro..."montarás la Copa de Oro?" "un momento....(móvil)...Alexis...el
15 de Agosto?" "Imposible hay tiercé en Deauville".
"el Gobierno vasco?" "Si Rupert me lleva a montar a
Corvatch..." Rupert, rotundo, no, Corvatch hará la temporada de
Deauville.
Al despedirnos hago por coincidir con Soumillon junto a los coches.
" Tienes 2 minutos?" "Claro, Alicia, los que quieras"
"Mira como te dije en Longchamp tu nombre se asocia...."
"Verás --me interrumpe-- no me acordaba que tengo que hacer unas
llamadas y se ha hecho muy tarde"...;"además soy yo quien
quiere hacerte dos preguntas" "Seguirás siendo mi amiga dentro
de 5 años?" "Si tu quieres..." "Será entonces
demasiado tarde para aprender a vivir?" "Mira, Christophe, yo
también ando un poco apurada esta noche. Volvemos a vernos y nos
contestamos los dos?" "Agosto en Deauville?" "Agosto
en Deauville" -------------
Me abraza un chico muy joven, inseguro y temeroso. Inmensa diferencia
con el triunfador casi altivo que me da la mano un mes antes en el parking
de Longchamp. Y es que 15 días pueden ser una eternidad. Hace 15 días yo
pensaba que un chico belga había conquistado Francia, hoy entiendo que sólo
lo hizo otro belga, Tintin, y porque no era de carne y hueso. Mientras me
alejo se va desvaneciendo la Tarantella de Paganini. He comprendido que
nuestros límites pueden estar siempre cercanos y, sobre todo, que el azar
es mucho más fuerte que cualquier persona, aunque tengan un ático en la
Avenue Foch de París. Tampoco dejo de pensar en Anthony, casi un niño,
con la esperanza de verle pronto persiguiendo de nuevo su noble ambición
de ser un gran jockey.
Madrugada del 28-29 de junio
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